Ubicado en el Distrito Este de Sevilla, este conjunto residencial surge como respuesta a un contexto urbano marcado por un crecimiento significativo desde los años 50. El proyecto desafía las convenciones de la vivienda protegida, planteando una alternativa arquitectónica que redefine la relación entre edificación y espacio comunitario.


EDDEA concentra la edificabilidad en los bordes de la parcela, liberando el corazón del conjunto para generar un amplio espacio central que actúa como nexo de convivencia vecinal. Esta estrategia de implantación rompe con la ocupación convencional de este tipo de desarrollos, esculpiendo un perfil distintivo que singulariza la propuesta en el paisaje urbano del extrarradio sevillano.
La disposición de las 108 viviendas prioriza la orientación óptima en las estancias de día, garantizando doble orientación mediante una crujía central que aloja aseos e instalaciones. Esta organización segrega de manera clara las circulaciones entre la zona de noche y de día, optimizando la funcionalidad de cada unidad residencial.
La planta baja se libera completamente de uso residencial, creando un espacio diáfano a cubierto que únicamente acoge los accesos a los portales. Esta decisión favorece la permeabilidad visual y física desde los accesos exteriores, generando transparencia y continuidad espacial que enriquece la experiencia urbana del conjunto.





El tratamiento de fachadas busca la alternancia de diferentes tipos de huecos, evitando la monotonía característica de muchos desarrollos de vivienda protegida. Esta estrategia compositiva, junto con el empleo de tres materiales principales —revocos blancos, carpinterías de aluminio natural y chapas galvanizadas— confiere al conjunto una identidad arquitectónica propia que dignifica la tipología de la vivienda social.
El espacio exterior se ordena mediante dos rampas de acceso al aparcamiento subterráneo, complementadas con elementos sobre rasante que encapsulan las salidas peatonales del sótano. Estos elementos, además de favorecer la ventilación natural, permiten la integración del arbolado y configuran un paisaje de transición que emplea el albero local, enfatizando la naturalidad en la ordenación general del conjunto.
El proyecto demuestra que es posible conciliar viabilidad económica con calidad arquitectónica, ofreciendo una alternativa digna al mercado de vivienda protegida que mejora significativamente las condiciones de habitabilidad y convivencia de sus usuarios.

