En pleno Puerto de Sevilla, entre grúas, contenedores y un paso cercano del ferrocarril, se enclava la sede EDDEA, un edificio abierto y en continuo contacto con el medio.
Con el objetivo de integrar eficazmente la construcción en su entorno, la propuesta planteaba hacer del espacio un complejo de servicios, capaz de ofrecer una respuesta eficiente, completa y funcional de áreas de trabajo, comerciales, salas de reuniones y convenciones y zonas de restauración.
El emplazamiento cuenta con unas vistas excelentes hacia el área de actividades portuarias que se desarrollan en el muelle de la Dársena del Batán. La percepción que se tiene desde el interior del edificio establece un fuerte vínculo entre usuarios y entorno, dotando al recinto de una personalidad e identidad únicas.
El objetivo principal del proyecto fue crear un edificio que encajase en un mejor entorno: un ambiente más urbano, con vistas y perspectivas controladas. Se buscaba, de esta forma, actuar contra la disgregación presente en el paisaje industrial colindante, especialmente en la parte alta de la parcela, la fachada que linda con la Carretera de la Esclusa.
Para lograrlo se propusieron dos volúmenes a ambos lados del vial de servicio, que, al quedar enfrentados, cierran el espacio y componen un conjunto de vocación más urbana que industrial.
En las primeras fases de realización de la propuesta, el edificio se concibió como un gran contenedor metálico en tres niveles.
Cuando se construyó, se empleó una piel ligera de acero corten y un muro cortina, que se ubicó sobre una estructura metálica prefabricada de juntas atornilladas, con capacidad para ser desmontada y reutilizada en otros edificios, como reflejo del compromiso por la sostenibilidad de la compañía. Con el fin de compensar los volúmenes, se proyectaron dos cuerpos simétricos de ascensores y aseos, que a su vez acotaron las fachadas acristaladas principales.
En el interior, donde se alojaron la totalidad de los espacios de trabajo, se plantearon dos niveles sobre rasante, articulados entre sí, mediante una doble altura central y una planta bajo el nivel de la calle, que se iluminaba mediante un patio inglés.
Se optó por una reducción al mínimo de los materiales empleados, en favor de una mayor unidad espacial y por una distribución de los niveles: espacios diáfanos sin compartimentar para agrupar amplias mesas, salas de reuniones perimetrales, despachos, espacios de reunión y descanso y un tratamiento delicado tanto en la iluminación natural como en la artificial. Consecuencia, todo ello, de poner en el centro nuestro sistema de trabajo, abierto y por equipos para definir la propuesta.
En la planta baja se situaron dos accesos independientes, que quedan identificados por grandes objetos aislados de chapa curvada, en referencia a las grandes estructuras navales que se fabricaban en el entorno en el que se localiza el edificio. Desde este punto se debe atravesar una zona especializada de trabajo, como filtro antes del área abierta a doble altura.
A su vez, desde este último lugar se accede a un nivel superior, donde se localizan una segunda zona de trabajo en entreplanta, la zona de despachos y las distintas salas de reuniones. En estos espacios, el mobiliario está integrado a partir de la diferenciación de cada uno de ellos.
En los límites, dos puntos del edificio concentran el contacto directo del mismo con el exterior. Por un lado, la planta primera, con una gran terraza de madera, a cubierto del voladizo de corten. Por otro, el sótano, iluminado mediante un patio inglés desde el cual se aprecian las pasarelas del jardín a la cota del edificio, junto a un área dedicada a cafetería y tres amplias zonas de trabajo multiusos.
Las áreas ajardinadas, pensadas para el disfrute de los empleados, se ofrecen como puntos de descanso o desconexión, tanto para ellos como para los visitantes, además de como opción para celebrar eventos extraordinarios u otros encuentros.
Parte de este recinto descubierto está vinculado directamente con la planta baja del complejo, por lo que es posible acceder desde las zonas comunes, lo cual permite una relación directa y sencilla entre los interiores y los exteriores.
Fotografías de Fernando Alda.
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EDDEA Arquitectura y Urbanismo
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