El Centro de la Música Pop de Taiwán, situado en pleno puerto de la ciudad de Kaohsiung y a los pies de la desembocadura del río Love, se ha abierto a los visitantes. Dividido en tres áreas y varias zonas de ocio al aire libre, este complejo fruto de la colaboración entre los equipos españoles de EDDEA y Made In nace con el objetivo de convertirse en un eje creativo y de ocio local de referencia.
La iniciativa consta de 11 hectáreas, ideadas para el disfrute de la vida diaria de la ciudadanía: pensadas para paseos cotidianos, creadas para la convivencia; en definitiva, diseñadas para estar integradas en el corazón de la ciudad. Este proyecto es el resultado del Primer Premio de un concurso internacional que se otorga al equipo español Made In en el año 2011 y es uno de los mayores retos de EDDEA.
Con la intención de desarrollar un tejido que formase parte de la vida cotidiana de la ciudad y que brindara espacios de actividades a los taiwaneses, EDDEA hace una revisión del concepto y la idea perfilada inicialmente, gracias a los esquemas de flujos de personas y equipamientos. Es entonces cuando se decide a desarrollar una dársena con nuevos usos, por lo que se idean tres áreas, adaptadas a las diferentes situaciones del contorno.
“Nuestra primera aportación -explica el equipo- consistió en revisar el concepto completo para asegurar la viabilidad técnica y constructiva de todo el complejo. El resultado más visible del trabajo de EDDEA es el conjunto de los edificios en altura. Los esquemas iniciales presentaban dos edificios separados a los que se adosaban sendos auditorios. Nuestra propuesta fue enfrentar el programa combinando las dos construcciones en una única, abrazándolas por sus espaldas y trabajando la sección con detalle”.
Desde el equipo de EDDEA apuntan también que “el carácter simbólico no lo da el hecho de que las torres puedan parecer unas olas o que la intervención pueda parecerse a un paisaje del mar. Este carácter queremos que lo obtenga por el uso que haga el ciudadano de Kaohsiung de él y porque poco a poco se vaya incorporando en la ciudad como un lugar lleno de vida y de posibilidades de uso y disfrute”.
Inspiración en el mar
Con las olas del mar como inspiración y una situación estratégica, el Museo de Música y sus auditorios -uno interior, con capacidad para 5.000 asistentes, y otro exterior, pensado para albergar hasta 12.000- componen una de las zonas más llamativas del recinto. Este área queda rematada por dos torres, una de 113 metros y otra de 83 metros de altura.
El proyecto también tiene en cuenta el gusto de los taiwaneses por los circuitos gastronómicos, con la creación de un mercado nocturno al que no le faltan visitantes las 24 horas del día, y su ubicación, vinculada con el diseño del Museo del Mar, junto a la bahía.
La tercera y última área sirve de nexo entre las vías de acceso y salida más importantes de la zona; desde la estación de Ferry hasta el paseo marítimo, además de otros puntos de llegada. Asimismo, se proyecta una conexión interior de más de 25 metros de altura, en forma de rampas y escaleras mecánicas, que sirve de unión entre todas las áreas.